Trate de reclamar mi lugar en el mundo en nombre de mi existencia y persistencia.
Pero al mundo no le calló bien la idea y me mandó llamar a su oficina.
Me dijo que mi plazo para reclamar un lugar ya había expirado y ya se lo habían asignado a alguien más; que todo el mundo ahora reclamaba lugares y no alcanzaba para todos, que nadie pensaba en los esfuerzos administrativos que esto conllevaba, que la responsabilidad era mía y ahora lo único que podía hacer era volver al vacío... si sabía de algo, alguien me avisaría...
Salí de su oficina y cerré despacio la puerta tras de mí.